miércoles, 15 de octubre de 2008

La vida en busqueda de la libertad

Por José Comblin

Sociedad en oposición total al evangelio-concentración del lucro

“En la cristiandad había el proyecto de hacer del cristianismo el motor de la sociedad, mediante la subordinación de los poderosos a la Iglesia de Cristo y a su ley.

Ahora, sin embargo, la situación es diferente. Estamos en una sociedad cuyos valores y objetivos están en oposición total al evangelio. La sociedad actual tiene por objetivo el crecimiento de la riqueza. Tal aumento se hace por medio de la concentración del poder económico, lo que permite concentrar el lucro y usarlo para aumentar todavía más la riqueza, también la riqueza virtual gracias a la especulación.” (Pág. 89, p.1-2).



INSTITUCIONES FINANCIERAS – ESPECULACIÓN - PARAÍSOS FISCALES – CULTO AL DINERO – DAVOS

“La vida se tornó sinónimo de consumo para aumentar el lucro de las empresas; lucro que se va acumulando en las manos de instituciones financieras poderosas dedicadas a la especulación. Los “lugares santos” de la nueva sociedad son los paraísos fiscales en que los poderosos hacen sus operaciones con total independencia, sin que la inmensa mayoría de las personas sepa nada. Allí el dinero es el rey. A partir de esos paraísos es organizada la vida del mundo. Todos los estados, también los más poderosos, se inclinan delante de ese reino del dinero. Los gobiernos que se proclaman más democráticos curvan la cabeza a los paraísos fiscales- La religión del dinero tiene su culto: la celebración del dinero. Cada año en Davos, los grandes sacerdotes se reúnen para ofrecer al dinero todo su ser y toda su actividad.” (Pág. 89, p.4).

DESTRUCCIÓN DE LA TIERRA – LUCRO - WALL STREET – ESPECULACIÓN FINANCIERA.

“Estamos llegando a un momento en que la tierra ya no puede recuperar lo que perdió, y la vida no es capaz de regenerarse. La destrucción de la tierra comienza a ser irreversible. Esta situación no provoca ninguna reacción seria. Los seres humanos continúan explotando la tierra, destruyéndola porque no les importa el futuro. La finalidad de la vida es conseguir el mayor lucro posible ahora, conquistado mediante la explotación descontrolada de la naturaleza. El deseo de lucro es mayor que el temor de la amenaza de muerte. En la víspera de la destrucción completa de la vida en la tierra, Wall Street estará todavía ganando dinero por la especulación financiera. Podrá aprovechar un negocio formidable: ¡enterrar a los muertos!” (Pág. 46, p.1).

MULTINACIONALES - CONQUISTA DE LA ECONOMÍA - EJERCITO NACIONAL-CLASES DOMINANTES – PUBLICIDAD.

“Mientras los Estados proclaman su voluntad de paz, las grandes empresas multinacionales van conquistando la economía de los pueblos. No necesitan de ejércitos para ocupar el país, porque el ejército nacional se encarga de protegerlas. La alianza entre los bandidos y las clases dominantes es total. Las clases dominantes entregan su país a los invasores. Ya fue así en el Imperio Romano. Hoy el fenómeno es más impresionante porque existen medios más poderosos. Existe todo un sistema de medios que presenta a los bandidos como benefactores del pueblo que conquistan. Se trata de una avalancha de publicidad para difundir la mentira, de tal suerte que casi todos creen y tratan como bienhechores a los que les roban la vida”. (Pág. 72, p.5)

MATAR SOMETIENDO A TODO UN PUEBLO. MATAR POR SALARIO DE SUBSISTENCIA O 10 VECES MAS ALTO QUE EL DE OTROS POR MISMO TRABAJO.

“En la Biblia la perspectiva es invertida. Lo que preocupa no es nuestra muerte, sino la muerte que provocamos en los otros. No es la muerte que sufrimos, sino la muerte que desencadenamos, que nos usa como instrumentos para matar a nuestros hermanos. Pues, sI hay en nosotros fuerzas de vida que nos permiten crear vida, servir a la vida, también hay fuerzas de muerte que matan. Somos capaces de destruir y de matar a otros seres humanos. Algunos pocos matan de un golpe. “Pero es posible también matar sometiendo a todo un pueblo a la esclavitud y a la miseria. Cuando el mundo rico concede a sus trabajadores un salario diez veces más alto que lo que ganan los trabajadores del tercer mundo para hacer el mismo trabajo, mata. Cuando el capital sirve para enriquecer a un puñado de accionistas, dejando a los trabajadores en un nivel de subsistencia, mata.” (Pág. 14, p.3).

EL LUCRO SOMETE TODA LA ACTIVIDAD HUMANA INCLUSO LA RELIGIÓN. DE CIERTA MANERA SE RECONOCE QUE DIOS ES EL MISMO DINERO.

En la encíclica Laborem exercens, el Papa Juan Pablo II re­afirmaba con fuerza el principio básico de la moral cristiana: "La prioridad del trabajo frente al capital".16 Lo que estamos viviendo hoy es exactamente lo contrario de ese principio. El objetivo buscado por toda la actividad humana es el lucro. Ninguna escapa; ni las actividades culturales, educativas, de salud y hasta las actividades religiosas que se someten a las reglas del marketing católico. Todo debe someterse al principio del lucro. La mejor religión es aquella que da más lucro. El marketing católico existe sin la protesta de las autoridades eclesiásticas. De cierta manera se reconoce que dios es el mismo dinero, y que la finalidad de la religión es acumular más dinero. (Pág.17, p.7)

AMÉRICA LATINA – REACCIÓN CONTRA EL IMPERIO DEL DINERO – MEDELLIN.

“En América Latina comenzó la reacción contra el imperio del dinero desde los años 50 del siglo XX. Los que reaccionaron fueron sobretodo grupos de obispos, sacerdotes, religiosas y laicos. Esos grupos encontraron muchos obstáculos porque no se tenía conciencia del problema y de su significado- Hasta entonces no se había visto que el problema estaba en la lucha del Espíritu contra el pecado del mundo. Medellín fue la señal visible de esa lucha.

En América Latina la situación era tal que el fenómeno de la dominación del dinero expuso aún más abiertamente el problema- y los movimientos populares eran muy débiles para resistir. En América Latina hubo obispos de diócesis modestas relativamente libres frente al sistema jerárquico – aunque encontrando resistencia por parte de ese sistema. Todos tuvieron los mismos objetivos: la defensa de los pueblos oprimidos contra el imperio del dinero, que estaba creciendo; y la organización de movimientos populares, única fuerza que consigue cuestionar la nueva sociedad.” (Pág. 90, p.3-4).

TEORÍA DE LOS SACRIFICIOS- SU SISTEMA DE EXPIACIÓN EN LAS GRANDES RELIGIONES- EN LA IGLESIA

En el mismo contexto aparecieron los sacrificios. En la teoría de los sacrificios los seres humanos deben ofrecer parte de sus bienes a Dios para compensar las ofensas del pecado. Los sacrificios son siempre pérdida o destrucción de bienes. Lo que normalmente se sacrificaba eran animales, pero en el pasado, en muchos lugares del mundo, se pensaba que Dios exigía el sacrificio de seres humanos. Los sacrificios humanos pertenecen a la historia de la hu­manidad y de la religión.17

Todo ese sistema de expiación - de autodestrucción de la persona para satisfacer a Dios -es común a muchas religiones antiguas y fue integrado de diversas maneras en los grandes conjuntos reli­giosos. La vida de penitencia y de sacrificio fue integrada dentro del propio cristianismo. La penitencia fue una parte importante de la vida monástica y de la vida religiosa que de ella procede. El tema del sacrificio fue adoptado como centro del misterio de la eucaristía y así incluso como centro de la vida eclesial. La Iglesia necesitaba de sacerdotes para ofrecer el sacrificio y, de esa manera, calmar la ira de Dios. (Pág. 21, p. 2-3).

DENUNCIA DE LOS PROFETAS DE LA RELIGIÓN DE LOS SACRIFICIOS. DIOS SALVA Y PERDONA GRATUITAMENTE.

Sin embargo, ya los antiguos profetas denunciaron el vicio fundamental de esa concepción religiosa que había penetrado profundamente en la religión de Israel. La influencia de las religiones del Oriente Medio hizo que los israelitas creasen todo un sistema cultual en torno del templo, de los sacerdotes y de los sacrificios. Hay muchos pasajes de la Biblia que exponen todo ese sistema y lo atribuyen a Dios, aunque los profetas siempre habían denunciado esas concepciones del paganismo en el seno del pueblo de Dios.

"¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? dice el Señor. Los holocaustos de carneros, la gordura de los becerros, estoy harto de ellos. La sangre de los toros, de los corderos y de los bueyes, no quiero más. Cuándo vienen a presentarse delante de mí, ¿quién os pide que piséis mis atrios? Dejad de traer ofrendas vanas: ¡el incienso, le tengo horror! Luna nueva, sábado, convocación de asamblea... ¡ya no aguanto más crímenes y fiestas!. Vuestras lunas nuevas y vuestras solemnidades, las detesto, son un fardo para mí. Cuando extendéis las manos, cubro los ojos; podéis multiplicar las oraciones, no las escucho: sólo manos están llenas de sangre. Laváos, purificáos. Alejen de mi mirada vuestras malas acciones, cesad de hacer el mal. Aprended a hacer el bien. Procurad la justicia, pedid cuentas al expoliador, haced justicia al huérfano, tomad la defensa de la viuda" (Is 1,11-17).

"¿De qué me sirve el incienso traído de Saba y la canela fina que viene de un país lejano? No me gustan vuestros holocaustos, me desagradan vuestros sacrificios” (Jr 6,20).
El men­saje de los profetas fue siempre predicar el retorno de Israel a la verdadera religión, al Dios de la vida que no quiere la muerte.

Dios salva y perdona gratuitamente. No necesitamos pagar un precio para que Dios se disponga a perdonar. El amor de Dios es gratuito y no está condicionado por obras de religión que procuran agradar. (Pág. 21, p. 5-9).

LA PROPIA PALABRA DIOS YA ES UN ENGAÑO—DAR UN NOMBRE YA ES TOMAR POSESIÓN. SOLO SABEMOS QUE JESÚS DIJO QUE EL PADRE ERA AMOR.

En realidad, debemos confesar que nada podemos saber de Dios más allá de la revelación hecha en Jesús. Todas las religiones mezclan errores y verdades de manera inextricable. En realidad nuestra inteligencia puede llegar a reconocer que debe haber un ser superior, una fuente de vida, mas no podemos saber nada sobre esa fuente de vida. Las teologías sufren de este defecto: inculcan que podemos conocer a Dios cuando no podemos.

La propia palabra “Dios” ya es un engaño porque confiere a Dios un atributo con el cual podríamos dominarlo. Dar un nombre ya es tomar posesión. Dando un nombre a Dios, ya estamos entrando en el error. Cuando Moisés pidió a Dios su nombre, Dios respondió que no tenía nombre, sino que simplemente existía. Dar un nombre será entregarse a Moisés, pero Dios no puede entregarse a nadie.

Entonces cuando hablamos del amor de Dios, nos referimos a la revelación de Jesucristo. La única cosa que sabemos es que se reveló en él. Jesús dijo que el Padre era amor. No sabemos exactamente las fórmulas que usó porque las tradiciones cristianas son diferentes, mas todas convergen en ese sentido.

El amor de Dios tiene una manifestación que podemos comprobar: la venida de Jesús, su muerte y su resurrección. (Pág. 76, p.1-4).

EL PADRE ENTREGÓ O ENVIÓ A JESÚS AL MUNDO- POBRE Y SIN PODER – CON SU SOLA PALABRA - PARA RESPETAR LA LIBERTAD HUMANA

Dios “entregó a su Hijo” quiere decir que Dios lo envió en medio de la humanidad sin defensa, sin garantía, sin guardia personal, sin promesa de intervención permitiendo que los seres humanos hiciesen con él lo que quisiesen. De esa manera la llegada del Hijo de Dios respeta totalmente la libertad humana. Dios no impidió nada – ni siquiera intervino cuando Jesús estaba muriendo en la cruz.

Dios envió a su Hijo en la condición de pobre, sin poder. De esa manera no podría dominar a los seres humanos a partir de un poder humano como hacían los reyes y los emperadores, lo que sería limitar la libertad humana. Jesús también dio señales de su calidad mesiánica, mas esas señales jamás fueron tan fuertes que obligasen a sus adversarios a reconocer su error.(Pág. 76, p.5-6).

REINO DE DIOS- GRAN VARIEDAD DE REALIZACIONES- HASTA PREPARAR LA COMIDA.

Las realizaciones del reino de Dios son de una gran variedad. Incluyen las invenciones de las ciencias, las obras de arte y de ingeniería, la educación de los niños, el tratamiento de las enfermedades, la política en el sentido más noble de la palabra, así como obras más humildes de construcción de casas o de caminos y, hasta incluso, la simple preparación de la comida. (Pág. 50, p.1).

Fuente: Reflexion y liberación