lunes, 14 de abril de 2008

La Iglesia y la guerrilla


Para ahondar en el tema de este mes, que trata sobre la Iglesia y la guerrilla latinoamericana, es menester conocer mas sobre uno de los propulsores; Camilo Torres.

Camilo Torres ese que nacía hacia el 1929 en la fría ciudad Bogotá, pionero de teología de la liberación, hombre de disyuntivas, constructor de puntos de bifurcación, su vida misma se forjó frente a los caminos negados para Colombia. Desde muy temprana edad comienza a dar testimonios de su constante preocupación por los oprimidos y va acrecentándose en su conciencia que lo fundamental del hombre es el amor infinito por los desposeídos.


Convencido que la mejor manera de encontrar alivio, a los sufrimientos del pueblo y su reflexión lo conduce a interrogar su proyecto de vida personal, ingresando al seminario y haciéndose sacerdote en 1954 en Bélgica, pero continuó estudiando algunos años más en la Universidad Católica de Lovaina obteniendo el grado de licenciado en Ciencias Sociales marcando así su ideario político.


“Descubrí el cristianismo como una vida centrada totalmente en el amor al prójimo; me di cuenta que valía la pena comprometerse en este amor, en esta vida, por lo que escogí el sacerdocio para convertirme en un servidor de la humanidad”.


Cuando regresó a Colombia, se sintió obligado a apoyar activamente la causa por los pobres y la clase trabajadora. En 1959 se convierte en capellán y profesor de la Universidad Nacional de Colombia siendo retirado de ese cargo en febrero de 1962, cuando se hicieron notorios sus primeros encuentros ideológicos con la jerarquía eclesiástica.


A partir de 1964 se acrecienta su preocupación por los oprimidos, su conciencia de la exigencia de amor al prójimo, más sus estudios y formación sociológica le demuestran la importancia de que el amor tiene que ser eficiente; es decir, que se necesita el cambio de estructuras, que es obligatoria una revolución social publicando así su "plataforma para un movimiento de unidad popular", en la convocatoria amplia de Camilo, comienzan a converger amplios sectores de trabajadores, sectores populares, estudiantes, cristianos e intelectuales. Su persistencia en la unidad, en la amplitud, expresada en su llamamiento a "tomar lo que nos une y dejemos lo que nos separa" se convierte en la clave del crecimiento posterior del Frente Unido.


En 1965 renuncia a sus compromisos clericales orgánicos pero no sacerdotales y recorre Colombia propugnando la abstención en las elecciones e inicia la publicación del semanario “Frente Unido” publicando en su primer número: “Mensaje a los Cristianos”:


“«El que ama a su prójimo cumple con su ley.» (Romanos 13, 8). Este amor, para que sea verdadero, tiene que buscar eficacia. Si la beneficencia, la limosna, las pocas escuelas gratuitas, los pocos planes de vivienda, lo que se ha llamado «la caridad», no alcanza a dar de comer a la mayoría de los hambrientos, ni a vestir a la mayoría de los desnudos, ni a enseñar a la mayoría de los que no saben, tenemos que buscar medios eficaces para el bienestar de las mayorías.”


En noviembre decide trasladar su sacerdocio católico de la teoría revolucionaria a la práctica guerrillera uniéndose al ejército de liberación nacional (ELN) participó en ella como un miembro de bajo rango y proveyó asistencia espiritual e ideológica desde un punto de vista marxista-cristiano. Murió en su primera experiencia en combate, cuando el ELN emboscó una patrulla militar colombiana.


“Nadie quiere la violencia, todos quieren la paz, pero la paz pasa por la defensa de la vida., buscar la liberación es el signo que marca el evangelio y que coincide con la teoría revolucionaria”

Camilo Torres







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