lunes, 19 de mayo de 2008

El trabajo como cristianos

Jesús el Señor, hecho hombre, entró en el mundo como un sencillo trabajador. En su pequeño pueblo de Nazaret los vecinos lo conocen, como a la mayoría de nosotros, por su familia y por su oficio. Y por eso, se asombran con sus enseñanzas y se preguntan de dónde le puede venir esa sabiduría que ha alcanzado, se dicen entre ellos: “¿no es éste el hijo del carpintero?”. Y, saliendo de su asombro, exclaman con cierta incredulidad: “Sí, ¡es el carpintero!”, esta sencilla certeza no deja de impresionarnos aún hoy día. Ella nos demuestra que, desde su niñez, Jesús ha vivido simplemente en medio de los suyos, realizando su oficio, ayudando a su padre y ganando con él el pan para su querida familia, como un vecino, hecho artesano como su Padre del cielo.


Reiteramos que “Jesús, el carpintero dignificó el trabajo y al trabajador y, nos recuerda que el trabajo no es un mero apéndice de la vida, sino que “constituye una dimensión fundamental de la existencia del hombre en la tierra” , por la cual el hombre y la mujer se realizan a sí mismos como seres humanos ”.El trabajo es pues vocación primordial que nos asemeja a Dios creador; es llamado a construir la sociedad fraterna y servicio que se ofrece a los hermanos; es una dimensión tan esencial, que sin trabajo, y más aún sin trabajo digno y decente, la propia vocación humana del varón y la mujer no puede encontrar su plena realización.

Trabajar no es sólo producir: trabajar es vivir. Un trabajo no valorado, mal remunerado atenta contra su la dignidad de las personas y, contra la dignidad de sus familias, “el trabajo humano es la forma con que el hombre puede colaborar en la creación que Dios ha realizado, sintiéndose copartícipe de la obra de Dios para el bien de los demás”


Todos los cristianos, siguiendo la enseñanza de Jesús, sabemos y proclamamos que “el trabajo garantiza la dignidad y la libertad del hombre, y es probablemente “la clave esencial de toda ‘la cuestión social’” .Por esta razón, “el discípulo misionero, respondiendo a este designio, promueve la dignidad del trabajador y del trabajo, el justo reconocimiento de sus derechos y de sus deberes, desarrolla la cultura del trabajo y denuncia toda injusticia”


Jesucristo, Señor de la Historia, Vivo en el presente, nos invita a mirar, siempre con nuevos ojos, las realidades humanas, para descubrir en ellas nuevas posibilidades de justicia, de amor y de redención.


“El trabajo humano es la forma con que el hombre puede colaborar en la creación que Dios ha realizado. Por eso, el sentimiento humano de frustración, fruto del no trabajo o el trabajo mal remunerado, atenta contra esa alegría que produce el saberse copartícipe y colaborador de la obra de Dios”.


Por Mario Moreno

0 comentarios :