martes, 22 de julio de 2008

“Dios escogió a los pobres”


La pobreza es una de las cruces más grandes que llevamos a cuestas como cristianos, incluso, es el mismo peso de esta cruz la que no nos permite actuar frente a este hecho.


Nadie elige ser pobre o ser rico, nadie elige tener casa o vivir en la calle, pero si podemos elegir ayudar a los más necesitados.


En Chile existe una taza muy alta de indigencia, pero estamos tan acostumbrados a ver esta realidad de manera normal, que adoptamos un papel en ocasiones, demasiado pasivo frente al sufrimiento de quienes viven en la calle, sin cuestionarnos siquiera el motivo que los llevo a vivir así.


Jesús cuando vino a la tierra nos enseño a ser más humano con su propio ejemplo de humanidad siendo Hijo de Dios, dejándonos una tarea muy importante; ser servidores de los demás y amar a nuestros hermanos como a nosotros mismos. Es precisamente esta la invitación que Cristo nos hace hoy; actuar frente al grave problema de la indigencia y no dejar que más hermanos se sientan solos.


Jesús dijo: “Porque tuve hambre y ustedes me alimentaron; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Pasé como forastero y ustedes me recibieron en su casa. Estuve falto de ropas y ustedes me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver (…) En verdad les digo que cuando lo hicieron con algunos de estos mis hermanos más pequeños, lo hicieron conmigo” (Mt. 25, 35-40)

Por Orac

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